12/03/08

Las palabras II

I

Pendencieras y ladinas.
Así son las palabras.

No ven otro pasatiempo
que agotarme la paciencia.

Soy quien busca someterlas
y termino sometido.
.
Ven que sufro cuando escribo
y ni así se compadecen.

Les gusta verme en crisis
y también de mal humor.

Bien saben que sin ellas
no libero mi dolor.

II

Cuando pesco una palabra se me vienen seguiditas.
Reciben mis caricias, tantos besos como abrazos.
Las encuadro, se descuadran y me rompen la cabeza.
Entonces yo las borro, las insulto, las maldigo,
las pateo, las aplasto... ¡las desuello vivas!
Sin embargo, las recuerdo, las extraño, las evoco,
las suspiro, las recojo, les doy forma con mis letras,
y hasta no dar con su ritmo yo no puedo estar en paz.

III

¿Dónde habitan las palabras?
Donde el caos tiene su reino.
Donde no hay un rumbo fijo

ni señal ni norte alguno.

Donde vagan como huérfanas
las partes sin su todo.

Donde gime la materia
su total brutalidad
porque no encuentra una forma

que la pueda definir.

Ahí no hay vida sino muerte,
grito, ruido y confusión.

Es un reino de tristeza
que tendrá ningún sentido
hasta no haber una voz

que dé nombre a las palabras.

Versos cortos II


El poema

Qué misterio entraña el poema,
pareciera Palabra de Dios
que por cada vez que se lee
algo nuevo siempre nos dice.






Ni profeta ni poeta

En la casa
en que te ven crecer
ni profeta ni poeta
te pueden ver.

Negra

Sirena de ébano puro,
candela es tu cuerpo al andar,
un tostado olor a café
transpira tu humor tropical.

Tus ojos niñas precoces
se mofan de mi resistencia,
y al ritmo de tus caderas
saborean tenerme tus labios.

Tú tienes tan sólo un vicio
tentar lo que te es prohibido.
Pues ni un capricho me niegas
me tienes turbado, Negra.

Tu risa porta el hechizo
que Dios por gracia te ha dado
y a cambio tú le harás ver
de qué están hechos los santos.


No te dejas alcanzar

En la magia de un abrazo
fuiste el cuerpo de la espuma
que estrechar tuve temor
para no romper el sueño.
.
Tan real aquello fue
que dudé fuera verdad,
pues jamás te tengo lejos
como cuando estás tan cerca.

Y de pronto veo tus ojos
que me ven desde otro tiempo y otro espacio
donde quieres solamente estar conmigo
y desatar el nudo que te ahoga las palabras.

Sin embargo, te me alejas con tu tímida prudencia
grabando en mí el recuerdo del encanto de tu voz
y tu sonrisa abierta como pétalos de flor.

Hasta en mi fantasía tontamente te persigo
y, contra tu voluntad aún,
no te dejas alcanzar.