05/07/10

Jamás se amó tanto

Jamás se amó tanto como cuando alguien dio la vida,
cuando encontró mayor satisfacción al dar que al recibir,
cuando se vio tan libre como para renunciar y desprenderse
de lo que como un mezquino derecho egoístamente exigía.

Jamás se amó tanto como cuando alguien

perdonó una ofensa, canceló una deuda
y tuvo generosa entrega sin la odiosa actitud
de pasar factura por cada bien realizado.

Jamás se amó tanto como cuando alguien
halló infinitas razones por las cuales estar agradecido,
cuando tuvo la paciente espera
de que el árbol daría fruto a su debido tiempo
y de que después de la tempestad viene la calma.

Jamás se amó tanto como cuando alguien tuvo fe
de que el bien triunfaría sobre el mal;
cuando alguien, tarde que temprano entendió que,
Dios, nunca se olvida de sus hijos.

Pecado

Te sentía controlado
cuantas veces resistía,
y de orgullo me llenaba
si en tus redes no caía.

Era solo tu estrategia
que te vieran indefenso.
Por lanzarte como fiera
calculabas el momento.

Hoy ya nadie te recuerda
porque te han cambiado el nombre.
Tienes el camino libre
para hacer lo que tú quieras.

Me das un cheque en blanco
y me ofreces lo prohibido.
Porque a cambio nada pides
me conviertes en tu esclavo.

Tu mejor amigo el tiempo
tarde vino a develarte,
y tú ya me perseguías
desde el vientre de mi madre.

Ahora sé quién eres,
tú que tratas destruirme.
Te apoderas de mi carne…
Tu nombre es el pecado.